lunes, 16 de junio de 2008

UN "CC" DE CORDURA
Por Rannel Báez

"Las locuras son siempre las cosas más bellas
que realiza el hombre. Quizás la creación entera
no sea otra cosa que una fantástica locura.
Y por tanto los locos son siempre útiles."

(Ciudad Rebelde) -Luis Amado Blanco-




Te confieso, mi loco, que no tengo la mano liviana para poner inyecciones. Pero he querido, aunque no tengo facultad médica, ni receta prescrita, suministrarte en dosis endovenosa, un CC de cordura, para "jeringar" de igual a igual sobre algunas cosas que "por la razón o por la fuerza" hacen de este mundo "un loco tal, en un continuo vaiven, que a unos les parece mal, lo que a otros les parece bien". Te aplicaré un torniquete cerca del corazón, para encontrar la vena por donde te inyectaré la pócima que el Dr. Jorge de la Cruz me ha encargado, y así puedas asimilar estas historias tan locamente humanas, tan humanamente enfermas.
De alante para atrás quiero comenzar esta crónica, mentalmente crónica, crónicamente deshilvanada.
He tomado una pastilla tranquilax-500mg., para amarrar los nervios y no embusterizar los episodios. No dejarme llevar ni por las palabras ni por los acontecimientos al manicomio, a este mundo de novelas por donde peregrinan los "renglones torcidos de Dios", de Torcuato Lucas de Tena, escritor español que se hizo el loco para perseguir la literatura. No puedo dejarme enajenar por caprichos ni por preferencias, y mucho menos poner una camisa de fuerza a estos "bienaventurados" de Azua y del mundo. Tampoco inyectaré trementina a este artículo de encargo (el Dr. Totoño de la Cruz, con sus palitos cruzados, me puso en esto), en el que pretendo historiar la rutina delirante de unos "hijos del señor" a los que cuando ( ¿Cuándo? ) les llegue el día del juicio, habrá que sacarles su moro y su sesera aparte… será el juicio de los sinjuicio… el veredicto para los trastornados.
De alante para atrás, dije, como quien comienza una casa por la azotea… y es que de problemas en la "azotea" se trata. (A propósito de la Asociación de Teóricos de Azua -ASOTEA-). Voy al grano. No quiero caer en la esquizofrenia de la prosa, ni en el bla, bla, bla…
El asunto es, tomar del álbum de personalidades, personajes y personas, pintorescas y folklóricas, que tienen sus andanzas quijanas, sus epi-sodios y epi-calcios, sus locadas y loqueras, sus desquicies y chocheadas, tejidos por las calles de Azua, desde que andan por este mundo sin que nada les importe. Hablar de ellos, no quizás para antologarlos, si no para rescatar algunas de sus cosas, pequeñas y grandes tonterías de estos seres acosados, relajados y desdeñados por los cuerdos, otro tipo de locos, que se mofan y gozan con estos protagonistas, "Anónimos y Realengos" (El título es de una obra de Teatro de William Mejía), pero seres humanos que tendrán su espacio en el "Reino de los Cielos". De estos percances de la naturaleza nadie está escapo en este mundo mundanal, donde lo que hoy está de bien, mañana está de malestar.
Es así como, obviando la rigurosidad biográfica, de alante para atrás, queremos "loquear" un poco, refiriéndonos a los últimos transeúntes que han entrado al escenario de los "sin mamerria". Pudiera hablar de Manuel el loco, de María los trapos, de José Cuevita, de Juan Cheché, de Pipo... de mí mismo, por lo de poeta, según mis amigos intelectuales e intelectualoides. Pero, no tengo el tiempo siquiátrico para consultarlos a todos, y estos son los que me han tocado, a interés crítico del intrépido Doctor para este trabajo "en vivo", de cierto nacionalismo azuano y de alguna pendeja y romántica locura.


BOTAJUMO: Botajumo es y sigue siendo Botajumo. Antes y después de "perder la chaveta". Lo de Botajumo no le viene porque bote humo, ya que ni fumando lo han visto. Este apodo de cuerdo y de loco, se lo remachó el alcohol. Botajumo "cogía un jumo" y "botaba un jumo"… hasta que botó el juicio. Un "delirium" tremendo que lo hace creer dueño de todas las "cosas" de Azua. Al Botajumo pintoresco, antes y después, no había quien le ganara un concurso de baile. (Algo sacó -según él- de su sobrino, el salsero Raulín). En tarimas, glorietas, fiestas y cherchas, quién no gozó con la elasticidad coreográfica, con los pasos locos, al compás de los casi 6 pies de la flaca y encorvada estatura de Botajumo. Hoy, mientras más dueño se hace de sus "cosas", sigue tocando un guayo; lo toca "guayando" con las palmas de las manos, fabricando su partitura para el concurso de su mente "ajumada".

JULITO: Loco ahora… Ayer un excelente estudiante de medicina. Paradoja, casi médico, y no pudo curarse, ni siquiera en salud. La locura de Julito no es de emperador, si no de científico. ¿Cuántas calorías consume el cuerpo, luego de dar un par de vueltas, como un loco, alrededor del parque, una corriendo y otra caminando? ¿No sabes? ¿Te pusieron la cabeza para peinarte? Julito, el químico loco, cogía un palito y musitando fórmulas y elementos garabateaba tres cosas en la tierra y sacaba el resultado de una ecuación, que se veía lógica, y la conclusión era que "un vaso de agua repone las energías perdidas". Julito ha seguido dando vueltas. Sus desfaces alquímicos lo han arrastrado al "Complejo de Edipo" violento y ha sustituir el vaso de agua por uno de ron y de cerveza, lo que lo aleja cada día más de la reposición de las energías agotadas en su memoria.

CANAPÉ: Todas las cosas caben en el juicio de Canapé. Canapé tiene el juicio como un canapé destartalado por herencia. Canapé es actor de las mil locuras y una noche. Canapé ha impuesto récords con sus hazañas. Canapé será el único loco de la "bolita del mundo" que llegará al libro de Guiness Récord… porque las locuras de Canapé no son para gente con juicio. Su curriculum no me deja mentir. Canapé tiene dentro de sus locuras "locales", algunos logros que los estudiosos tendrán que llamar "canapecismos"… Dentro de estos Canapecismos encontramos el de comerse un periódico, aunque sea un listín, con los suplementos, sección económica, noticias internacionales y anuncios clasificados. Comerse dos pastas de jabón de cualquier marca. Beberse, de una asentada, dos galones y un "chin más" de agua. Tomarse dos "potes" de ron "truqui-truqui", no importa la etiqueta. Comerse un cartón de huevos sancochados con todo y cascarón… Besar, como un perro, a cualquier perro realengo, entre otros canapecismos parecidos. Dicen que lo que "no mata, engorda", pero, ¿quieres tener el estómago loco de Canapé? Otra faceta de Canapé es el fanatismo político. Para esto se tira un "traje da'o", se pone una cachucha partidista, se "ajuma" y se monta en su caravana a vocear como un demente "cámaracompatroñero". Canapé tiene su negocio propio. Es el limpiabotas más caro de estos confines, por donde a diario se aparece un loco diferente, pero que no le da "ni por los tobillos" a Canapé. La muerte de Canapé me sorprendió escribiendo estas cosas, por lo que habría que ubicar en el pasado los tiempos verbales, pero los canapecismos no tienen conjugación, porque cuando amaneció llovieron las conjeturas de cómo habían matado el estómago más aparatoso que loco humano haya tenido… -Fue huevo huero con ron.- -No, fue pan con grasa gorda y jugo de thiner con esmeril.- -Tú estás loco, y eso es algo, fue un trago de trementina con ácido muriático, endulzado con sal de borax y…- Se discutía en cada esquina con pena y con locura. Según el lavado y el diagnóstico más consensuado se atribuye que fue un quintal de huevos salcochados con un quintal de panes… y un pote de Cloro, ¡Anja!, para entonar, el cual le desempachó el alma… Porque Canapé se murió limpiecito por dentro.

MANITO: Se murió como un niño de casi 60 años. Sólo dos cosas, no aptas para menores (que no dejan de tener su chin de locura viciosa en los adultos que incurrimos en el ella), se le vio practicar a Manito: Fumar y beber. Y, así se murió, fumando como un loco… Era un chichí. Y como tal, cogía sus rabietas cuando le voceaban "treschichí". Pero, Manito es, quizás, el único loco que ha podido ejecutar el himno nacional de su patria, con la orquesta de su boca… a lengua, diente y bemba, te solfeaba de una manera clara las notas del canto patrio, cual banda de música dirigida por Pollo Beltré. Manito era "manito" de todo el pueblo, y mucho más de aquel que no era tacaño, cuando Manito le pedía "un chele" para "comprar" su pan de cada día. El día de su muerte lo enterraron sin pena ni gloria. En la necrológica radial se dijo "ha fallecido el señor Omar Fabra...." y este nombre de pila se fue a la tumba. Las sinfónicas debieron poner sus clarinetes de duelo… había muerto una orquesta. La bandera no ondeó a media asta, porque, ¿para qué rendir honores a un pobre loco que lo único que hacía era boquestar el Himno Nacional?

Estaría más "loco que una cabra", y mis combarrianos me lo echarían en cara, si no le doy un clic en este cuadro, a dos figuras de matices diversos, nacidos en el corazón del Pueblo Abajo. Son ellos, !agárrense el juicio!, Diógenes y Manina.

DIOGENES: Si hacemos un recorrido por la filosofía, encontraremos un Diógenes, nacido en Laercio, Grecia, antes de Cristo; este filósofo vivía en un barril, buscaba un hombre con una linterna a pleno sol, y decía que mientras más conociera al hombre, más quería a su perro... cosas que indujeron a sus contemporáneos a llamarle Diógenes el excéntrico y loco. El Diógenes de nuestro Pueblo Abajo, nacido muchos años después de Cristo, desde el día que le preguntó a Cununo, rígido y patético, tendido en su caja de muerto, "Cununo, usted conoce algún sitio por ahí"... me ha picado la curiosidad, de que nuestro Diógenes, puede que tenga una locosofía, al dar muestras de interés por los asuntos del más allá. Aquello se quedó allí... y Cununo no pudo responderle. Ahora diremos lo que trae a Diógenes a este catálogo. No es que tenga "los palitos cruzados" porque sea apellido De la Cruz. No es porque merenguea, ejecutando un cencerro, con un jarro y un palito, casi todos los temas de Johnny Ventura. No es porque trabaja como un loco, "tirando mezcla", albañilería. No es porque se te aparece cualquier día, trajeado de pies a cabeza, como el hombre más normal del mundo. Lo que lo trae a este panorama, es el candado... El que le pone un candado a Diógenes en la trabilla del pantalón lo está condenando a que lo "apachurre" un vehículo, si está en medio de la vía; o cuando menos, que lo achicharre el sol. El candado lo tranca en su locura y no hay llave maestra que le haga abrir el juicio... Este se queda congelado, como una estatua que habla. El candado lo mantiene paralizado, inmovilizado, preso, y ni una grúa, lo mueve del lugar en que se encuentra con su candado viejo enganchado en una oreja del pantalón. ¿Quién tendrá la llave que abre el candado de la mansa locura de Diógenes? Contéstame, si tú te sientes con tu mente abierta.

MANINA: Vestido de "sacúdelo", de blanco hervido con almidón y "azulito", y con su melena planchada con brillantina, envuelto en una promesa de resguardos y azabaches, entre rezos de tardes y campanillas de penitencias, entre la limosna para los santos del altar y el pan bendito de san Andrés. En esta cotidianidad santera transcurrió la primera juventud de Manina, que aunque sin una "mota" de juicio, su locura en el pueblo abajo no tenía notoriedad de cuidado. Fue cuando nadie lo esperaba y cuando "entró al desarrollo", tiempo en que a los muchachos se le pega el grajo y comienzan a descubrir y a practicar la puñeta, que a Manina se le zafaron las tuercas que le quedaban, empezando sus andanzas de "agarranalgas" y tropezador de cucas, para entonces darse un par de cusubias en la cosa de mear hasta quedar con la bragueta embarrada. "Mucha panamerican y poca cda.", sería la dieta callejera de Manina. Aún después de haberle tumbado su debilidad, sigue manoseándose los deseos, sobando su juicio de maniático sexual. Las tardes de penitencia y el pan bendito se fueron de su casa, y ahora Manina anda curtido y desgreñado, sigue tejiendo las calles, pescando piernas abiertas, licras abusadoras, minifaldas coquetas y otras orejas insinuadoras para cumplir las ganas que les corresponden en este mundo, el cual, para su suerte, algunas amigas del barrio, para hacerle su locura más fácil, lo motivaban, lo ponían a hacer bembitas y lengüetas, mostrándoles un cachito de masas gluteas, le meneaban la cola de manera provocadora, y otras cositas femeninas que le baqueteaban el juicio y terminaba vaciándose la bragueta y su delirio. Una vez, Aminta, un portento del barrio, se lo enseñó entero, y fue tan grande aquella visión que todavía hoy sigue metiendo su cabeza de alas de cucaracha por los predios de "La Copiadosa", buscando aquel souvenir de carne y pelos, como quien busca la salvación... Y es que Manina tiene un nombre de mujer, un nombre de loco, que su locura y su obsesión son las mujeres, de las que nunca tendrá una al alcance de su juicio, y creo que tampoco tiene tiempo, ni siquiera, para copular su morbo, para aplacar su pornografía, para enderezar su manía, con un hoyo de araña. Pero Manina vive, aunque ya lo otro esté muerto.

Para completar esta crónica (debo darle chance a otros orates de corazón), quiero finalizar este cuadro pictórico, de brocha popular, ribeteando dos personajes, que ampliarán el marco del mismo. Me refiero a una mujer, para sazonar la liberación femenina, y a un representante del campo, para que haya democracia. En este punto tienen todo el derecho de pensar que yo estoy de remate.

La mujer es LA MISIONERA, cuya única misión, hasta ahora, es andar con su macuto lleno de supercherías y con su "botellita" de vino tinto, para darse su "petacazo", y así sonar bien la campanita de la penitencia, poder bienvocear sus rezos y profecías por toda la calle, y pedir las limosnas de la horasanta. La Misionera parece una santa negra y pobre, orlada de collares de pehonías y ámbares, crucifijos cruzados de alfileres y un aluvión de bisuterías tejidas con cintas de poliester, y, ataviada con un vestido de veintemil colores. La última profecía de esta misionera de Dios, sacada del Apocalipsis de su locura, desde que se le vio trajinar por estas calles, es la de que pronto vendrá un "gran terremoto que abrirá la tierra en dos". Esto, ella, usted y yo, quizás no lo veamos, amen.

El del campo es PIJILLO. Un loco manso, oriundo de Las Charcas, cuyo nombre, según consta en la cédula, es Juan del Carmen Calderón. Compueblano y pariente del cantautor popular José Manuel Calderón, el de la famosa bachata que rompió las velloneras con su "luna, uuuaa, dime tú si ella me quiere…" Quizás por esto, la única locura de Pijillo sea andar pa'rriba y pa'bajo con un radio al hombro. Pijillo, entre comprado, pedido, regalado y recogido ha tenido radios de todos los colores y marcas, con banda corta y banda larga… Pero, !qué locura!, "todos los días diarios, consecutivos y sin mancar", vemos a Pijillo de su casa al radiotécnico. Todos los técnicos de la zona poseen en su cementerio de chatarras un cuesco de A.M. y F.M. de Pijillo. Todo parece indicar que no han podido reparar los transistores de su delirio…Pijillo sigue cargando sus radios con desperfectos. Es posible que un día sintonice una emisora en el dial de su juicio, y ese día, como locutor que soy, quiero estar ahí… Será el entierro de su último radio.

Antes de que te surta efecto el CC de Cordura, quiero hacer tu diagnóstico, tomándole la palabra a Erasmo de Rotterdam en el Elogio de la Locura, donde encontramos a la locura sentenciar: "…dondequiera que haya hombres, tendré fieles." Tú y yo somos fieles. Después de esta crónica afirmo que en Azua "para ser loco hay que ser, por lo menos, bachiller". Por eso te "doy de alta", mi loco.

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