EL BARROCO
MOVIMIENTO MODERNO PARA LA POSMODERNIDAD
Bernardo Silfa Bor
MOVIMIENTO MODERNO PARA LA POSMODERNIDAD
Bernardo Silfa Bor
I- ANTECEDENTES - ORÍGENES - PRECURSOR
En el siglo XV las ideas renacentistas marcaron el derrumbe de la creación estética cavernaria del encierro colectivo del medioevo, fundando un Arte y una Literatura de lo ideal y de las ilusiones; con una visión armónica del mundo y del hombre; un Arte y Literatura cimentada en el clímax ostensible de la felicidad humana y su ardoroso amor por la vida; un Arte y Literatura que derivan en el punto de origen de la Edad Moderna y toda su intrínseca significancia para el nuevo mundo que emergía en la alborada de la centuria quincentina.
Es entendible, pues, que adentrarse en la realización de una lectura panorámica de la historia de la literatura universal en interés de curiosear en uno de sus pasajes más luminosos como lo es el tramado barroco, necesariamente - y es de orden fundamental - debe uno detenerse, aun de manera efímera, en las tendencias mayores que le han antecedido (Medievalismo y Renacimiento ), para entender que nuestro movimiento es en ese reciente pasado donde tiene sus ancestrales antecedentes. Pero, el rompimiento estético revolucionador con la Edad Media que significó la esperanzada modernidad renacentista con todo su candor inventivo y creativo, es lo que inaugura al hombre moderno en evolución, el cual será y es, con todo su accionar vital, el centro de negación del Barroco.
Es en el siglo XVII, a dos centurias de la modernidad, cuando el Barroco inicia su definición como expresión vanguardista de propaganda desterrando al hombre como objeto primordial de exaltación y retornándole la primacía a lo divino en el amparo de la iglesia y la contra reforma. Los caracteres esenciales de la dinámica barroca han transgredido todo el tramo evolutivo del Arte y la Literatura para situarse como permanencia en las creaciones artísticas y literarias de la actualidad. De ahí que sustentemos que el Barroco fue un movimiento de la modernidad para la postmodernidad, en la certeza de que hoy nuestros creadores lo recrean en sus producciones.
Enfatizamos que es desde el siglo XV de la Era Cristiana, en los años mil cuatrocientos, con su gran movimiento humanista renacentista y su "culto a la belleza", su "arte de tonos paganos-mundanos", su " arte sensual", su "sentido de máxima preocupación intelectual" y su "concepción personal de la creación artística en la libertad de pensamiento del autor", ya en decadencia emocional y creativa a finales del XVI, desde donde se desprende centelleante en oposición al crear renacentista la Estética Barroca. Los postulados renacentistas, como antecedentes, son los que permiten situar al Barroco como su antítesis; como una cultura y estética antípoda, pudiéndose apuntalar ya, los orígenes del accionar barroco allá, en la Italia mediterránea del siglo XVII, tras la pérdida casi total del aliento humanista original de la Literatura y el Arte italiano..
Esta nueva forma de asumir la creación, en todas sus vertientes, al igual que el decadente y ahogado renacimiento, es una consecuencia aportativa de la conciencia y espíritu creativo e innovador del ser italiano, aun cuando no lograron arraigarlo y consumarlo en su lar como lo hicieron los españoles. La fundación de esta estética en la poesía y de ella a toda la Literatura y el Arte en el país itálico la signa el poeta Giovanni Battista Marino ( 1569-1625 ), llamado por López de Vega "Gran pintor de los oídos".
Este poeta fundacional es quien traza en la senda creativa europea del diecisiete, la primera huella que dará la clarinada del barroco al sentenciar que "el fin del poeta es asombrar", delineando uno de los caracteres fundamentales del movimiento incipiente que representaría. Este decir del poeta Battista Marino permite plantear el tibio inicio de la estética barroca, pero con ínfulas de expansiva ebullición en toda la franja europea - principalmente en España - y más tarde americana.
De este poeta fundador hay que decir que no logró alcanzar el sumo expresivo, pero a pesar de ello se le sindica como padre del Barroco. Los investigadores Martín de Riquer y José María Valverde en su Historia de la Literatura Universal en su edición de 1971 señala que Battista Marino es el menos barroco de los barrocos, ya que las influencias ejercidas por éste sobre Góngora o Quevedo fueron inferiores a las que él recibió de los españoles. Aun así, los aportes del italiano Battista fueron fundamentales para dar fisonomía al nuevo hacer artístico con sus imágenes abundantes, la introducción novedosa de la fábula mitológica y el uso frecuente de algunos retorcimientos del lenguajes como puede observarse en estos versos:
"Y he aquí audaz y temeraria espina / pero tan feliz cuanto temeraria, / que la tierna planta alabastrina ( de la diosa ) / pincha al pasar, y brota fuera sangre, / y viene de aquélla púrpura divina / a hacer Gema la punta llagadora : / pero al colorear las flores de si tallo / descolora las flores de la belleza del cielo". Nótese, en esta estrofa de La Rosa perteneciente al poema El Adonis, de Battista Marino, el uso de lo mitológico mezclado con lo divino y unos que otros giros un tanto oscuros de tensión y artificio que le signan en la aurora barroquista.
Esta tendencia mayor del Arte y la Literatura que se erige emergente como negación absoluta de todo olor renacentista, puede decirse que es, más que un movimiento, una cultura o modus vivendi estético de "movimiento dinámico exagerado y extremoso", cuyos postulados desembocan en un Arte y Literatura extremadamente artificioso y complejo que podría pensarse raya lo absurdo. Pero no. Así visto, el Barroco es una concepción "vitalista de la frustración" agigantada y latente en el yugulado existir europeo y, esencialmente el español, donde logró el sumo de la consagración.
Esta estética surge en ese mundo de "desequilibrio psicológico" como una "suerte espontánea del hombre de la época ante el trágico declive y ahogamiento de la humanidad", su "trágica realidad existencial" y mísera en su cotidianidad. Así el Barroco, es una forma o "cultura de vida y arte que responde a circunstancias concretas e históricas" de la sociedad europea del siglo diecisiete. Esto es porque sus artistas, poetas y escritores, al igual que los de hoy, no podían dejar de "asombrarse", ni ser "insensibles" ante los azarosos y desventurados signos de los tiempos que teñían, del más sórdido y espeluznante gris, el cosmos europeo.
Aquí se asume el Barroco como un puente tendido sobre el abismo del vivir para que el humano exista y transite perpetuo en la función de hacerse a sí mismo. Lo visualizamos así, ya que el pensamiento Barroco daba una concepción "negativa del mundo y del hombre" parida de la sintonía con su temática fundamental: el desengaño.
Esta lírica y arte de lo barroco es caracterizada, además, por la "dificultad y el esteticismo, el anhelo de oscuridad, complicados giros y modos en el lenguaje cargado de cultismos-conceptismos, metáforas ardientes", así como otros entuertos estilísticos cada vez más retorcidos creando un Arte y Literatura de "la exageración, lo original y lo desmedido". Este quehacer creativo barroco tendió a la "expresión de lo nacional" y a la implementación novedosa de los "aspectos de extraliteralidad", que lo hizo vanguardista y, hoy podemos decirlo, postmoderno. Así, el espíritu barroco, muestra creaciones artificiosas que manifiestan una tensión y una intensidad estética de "actitudes extremosas" y de "radicalización de las ideas". Cabe señalar, imperativamente, estas actitudes complejas que centran esta estética artificiosa frente a la vida:
* Mundo sin valor
* Predominio de la discordia y las contradicciones
* Luchas del hombre consigo mismo y los demás
* La vida es breve e inconsistente
* Divorcio entre apariencia y realidad
* La vida es muerte constante
Estas actitudes pesimistas de asumir la vida y la profunda obsesión por la muerte, permearon las esencialidades del movimiento, ya que el desengaño es la espina dorsal que nucleariza el hacer estético-filosófico del período barroco. Pero a pesar de todo ese "desarraigo vitalista" subyace en el decir barroco un "aliento" - pulso equilibrista - que busca, aunque mínimo, "el consuelo para dar algún sentido a la vida, a través de posiciones ascético-morales, fundada en las respuestas religiosas".
Esta cultura del crear explora otras temáticas periféricas a la del desengaño como la del amor, la de lo mitológico, la de lo satírico, la de lo burlesco... En fin, el espíritu creativo y temático barroco se funda en la intensidad emotiva, conceptual y metafórica - esta última su reina -. También se nutre hasta lo indecible de perífrasis alusivas, anáforas, bimembraciones y paralelismos, contrastes, antítesis y paradojas recursos que nominan todo el ímpetu creativo del estilo barroco, fundamentalmente, en el campo de las letras.
TRANSVERSALIDAD ARTÍSTICA - ESTILÍSTICA- GENÉRICA
Aun cuando el modelo creativo del Barroco ha devenido desde la literatura y en ella desde el quehacer poético, su línea evolutiva no sólo afianzó este aporte de la producción en la expresión del lenguaje escrito, sino que, esa estética de la exhuberancia, el asombro, el rebuscamiento y el cultismo-conceptista, ha transversalizado todas las manifestaciones artísticas creativas mayores como lo son la música, la escultura y fundamentalmente la pintura signadas en toda la Europa del siglo XVII.
Pero como el propósito específico de estas notas es la literatura, y dentro de ella la poesía barroca , es menester decir que el eje estético de este movimiento engarza todos los géneros del hacer literario como lo es: el cuentístico, el novelesco, el ensayístico, el dramatúrgico... Así cada enfoque con sus peculiares sazones lingüísticos según el espacio geográfico de creación.
Este rastreo panorámico observa, esencialmente, la literatura española del llamado Siglo de Oro, cimentado en el Barroco, por encontrarse en ella el punto luminoso de todo el credo estético literario del Barroco Europeo. Por los demás países, sólo la mirada lejana.
BARROCO EN FRANCIA
En Francia se consideran barroco a los escritores- poetas Francois de Malherbe y su tendencia academicista, junto a Nicolás Boileau y Francois Maynard. Pero el gran genio poético francés es atribuido al exquisito poeta Jean de La Fontaine con su "Adonis y Elegías a las Ninfas de Vaux" y sus "Fábulas en versos", preñadas de agudísima ironía.
BARROCO EN ALEMANIA
En Alemania la poesía y la Literatura barroca, en esencia, llega con el manifiesto de Martín Opintz, quién con su obra "El libro de la poesía alemana", inaugura en la germanía la nueva estética continental de colorido metafórico y de exaltación extremosa. A Opintz lo acompañan en el marasmo de lo barroco escritores como Paul Fleming, Simón Dach, Paul Gerhardt, Andras Gryphius y Johann Scheffler, así como también, Quirin Kuhlmann y el jesuita Friedrich Von Spee, fundamentalmente.
EL BARROCO EN INGLATERRA
En la lírica inglesa, es preciso sentenciar que el poeta John Donne fue el primero en encontrarse con este estilo hiperbólico de lo oscuro y lo exuberante, seguido del dramaturgo, crítico y poeta, John Milton, autor de "El paraíso perdido" - pieza capital en la literatura inglesa de ese siglo-, donde el credo de lo barroco alcanza un punto de luz estridente. El registro barroco inglés, además, acoge en su estética a escritores como Samuel Buttler, a John Wilmot y Ben Jonson.
EL BARROCO EN AMERICALATINA
Con la muerte en 1681 de Calderón de la Barca, el barroquismo aflora a su final como estética de uso conjunto. Pero este final de la época barroca en España no significó la desaparición definitiva de tal espíritu creativo, ya que tuvo permanencia en escritores que prolongaron su decir oscuro y retorcido exuberante y tensioso. Es bien sabido, por los anales históricos, que España fue la Madre Patria de casi la totalidad de las naciones latinoamericanas. Esta condición permitió la llegada a América Latina de la ya no tan nueva forma de crear del barroco.
Las Historias de Literatura Hispanoamericana señalan, entonces, a dos grandes figuras como los pioneros en el uso estético de lo barroco en sus textos, siendo ellos Don Hernando Domínguez Camargo ( 1600-1656 ) y Sor Juana Inés de la Cruz ( 1651-1695 ). De Hernando Domínguez nacido en Santa Fe, Colombia, se dirá que dejó un vasto legado de aliento y espíritu barroquista recogidos en cinco libros, los cuales fueron compilados en su obra póstuma bajo el título de "Poemas Heroicos". Dejó, además, un manojo de poesías sueltas entre las que se destacan: A la pasión de Christo, A Guatavita y A un salto por donde se despeña el arroyo chillo, todas matizadas de un aliento y elegante barroco americano de influencia gongorina.
Así mismo se dirá de la poetiza, americana, llamada la "Décima Musa" o también el "Fénix de México", nacida en Nepantla en el país Azteca, que en ella brilla inagotable en el parnaso latinoamericano el zumo del barroco español. Sor Juana, con sus sorprendentes conocimientos y ambiente culto lujoso donde se desarrolló, supo entrelazar en una sola unidad estética, con altísima delicadeza, ternura e inteligencia y fervoroso misticismo, el decir de lo culteranismo de Góngora y el decir del conceptismo de Quevedo, dando así, origen y fisonomía a su propio decir en lo barroco con resonancia americana. Entre las obras fundamentales de esta ilustre, verdaderamente bautizada con el nombre de Juana de Asbaje Ramírez, se encuentran: Hombres necios que acusáis a la mujeres sin razón, Primero Sueño, en poesía; Los empeños de una Casa, San Hermenegildo, Amar es más laberinto, en dramaturgia; y en ensayo, Carta Athenagórica y Respuesta a Sor Filitea de la Cruz.
DEL PORQUÉ EL BARROCO DE LA MODERNIDAD PARA LA POSMODERNIDAD
Hemos propuesto, en este deslizamiento breve por lo barroco poético, que esta "cultura o modus vivendi" barroquista, es una presencia de la modernidad con permanencia en la posmodernidad, en el sentido de que hay fuertes similitudes entre la visión sobre el hombre, la vida y el mundo que generaron los barroquistas para sí y la que se haya planteada en los fundamentos filosófico y estéticos discurrir posmoderno.
Como se ha visto la característica fundamental del tramado barroco es el desengaño, priorizando subniveles tales como: vitalismo frustrado, actitudes evasivas , desequilibrio sicosocial, trágica realidad existencial y desarraigo vitalista, subniveles que estructuran un evidente pesimismo existencial.
Para que se llegue a evidenciar con claridad, el por qué se propone posmoderno al barroco, detallaremos los caracteres esenciales, de lo que se está hoy llamando posmodernidad.
Armando Roa en su libro "Modernidad y Posmodernidad : coincidencias y diferencias fundamentales" la define y ubica como un movimiento surgido al azar espontáneamente en 1970, luego de finalizado el movimiento estudiantil de París de 1968, última utopía moderna. Delineando ya, las características de la posmodernidad, Roa dice que "no andan tras la trascendencia espiritual, la comunión con la naturaleza o la búsqueda del reino milenario", sino que el hombre posmoderno "deambula por la superficie, sin interés esforzado en hallar ideas respecto a su destino último. Ya desde aquí se va verificando el ideal y visión pesimista de lo posmoderno, producto de su desencanto consigo mismo, el hombre, su mundo y la misma modernidad.
Para enfocar el elemento desengaño como figura simera y como línea transversal al barroco y la posmodernidad, traeremos una cita incluida en el libro aludido aquí de Armando Roa, para ilustrar mejor nuestro planteamiento: "¡No estoy ahí con nada; no pesco nada, nada me toca, no estoy ni ahí!". Siéntase el aliento del ser abatido, del ser ahogado en las tribulaciones del desenfrenado desengaño. Ese tono desalentador nótese como se revierte en necesaria negación de sí mismo del hombre posmoderno, dentro de su hábitat y existir, tal cual lo asumió el hombre del barroco.
Así otro rasgo fundamental, para entender esta empatía que sugerimos, es que al igual que en el Arte y Literatura barroca, la arquitectura del decir posmoderno, "privilegia lo estético-fondo-forma por encima de lo funcional" a través de mezclas de diversos estilos y artificios para crear. El aliento barroco es traspolado, también,. a lo posmoderno, en el uso del recurso de intertextualidad o de extraliterariedad, de la cual decía -en el caso de la poesía- Ezra Pound, citado por Roa que "hay en el fondo contemporaneidad de todas las edades, pudiendo la obra de arte encontrar un lenguaje común en altura con el de sus predecesores siempre que lo presente simultáneamente".
Entendiendo a Armando Roa, lo posmoderno se define, además, por el "poco respeto a la vida en sí, por la sustitución de la ética de los deberes por la ética de los derechos, por la pérdida de vigencia de las ideologías, por asumir la realidad como un valor de cambio no de uso y por practicar una eticidad sin moralidad. En ese sentido el filósofo norteamericano Rorty, nos dice que la meta del hombre posmoderno no es su realización heroica, sino su trivialización, su no crear problemas y el dejar transcurrir el tiempo sin preocupaciones. Así que "a la fantasía en la posmodernidad le ha sido, como la mitología en el barroco, más fácil impregnarlo todo" -según Roa- para mostrar una "pluralidad de realidades" que hace al Arte y a la Literatura posmoderna presentar en lo intimo, también, un pluralismo histórico. Sentencia este investigador de lo posmoderno que "la posmodernidad procura mostrar así que el ser se configura de infinitas maneras en el tiempo".
He de concluir, entonces, esta relación Barroco-Posmondernidad, para adentrarme en la Poética Barroca de España, con dos frases que venidas de la modernidad se inscriben posmoderna: la una de Siger, "La vida de un cerdo sano es mucho más respetable que la de un niño con enfermedad de Dawn" y la otra de Marx, según "todo lo sólido se desvanece en el aire".
POESIA BARROCA ESPAÑOLA
La España del siglo XVII estuvo matizada por un profundo desasosiego y un ritmo de vida dirigido por una intensa tensión social, la cual se alimentó de la decadencia política, la quiebra económica, así como la crisis moral y de valores afianzada en una manifiesta pérdida de la hegemonía política en todo el contexto continental europeo. Al revisar el proceso histórico español nos vamos ha encontrar con la ascensión al trono en 1698 de Felipe II, gestión que nubla totalmente el ritmo vital de España al acelerarse, en ese período, los niveles de descomposición, los cuales se afianzaron y agravaron con la sucesión de Felipe IV y, luego, de Carlos II en la dirección del colonizante imperio.
Este período español se abisma, entre otras tantas situaciones, por las constantes derrotas propinadas por sus adversarios ingleses, franceses, holandeses y alemanes... Es este patente y acelerado descenso de poder y vida la causa primaria del violento desequilibrio sicosocial, esencia manifiesta en las literaturas barrocas españolas, estructuradas en arquitecturas armónicas de "radicales contrates" y centelleantes ritmos movidos entre "bellas fantasías e implacables alusiones a esa terrible realidad" vitalista. Esta condición vital del ser barroco español pudiera solo equipararse a un ideal horroroso y sicodélico habitable únicamente en un cosmos oníricos como el de las ficciosas páginas de los Cuentos de Misterios de Poe o en el rodaje de un film imaginario de ciencia ficción interespacial.
De este cuadro, pincelado por el desequilibrio sicosocial, -como ya hemos dicho- es desde donde emerge bermejo, potente y pintoresco el quehacer estético de lo barroco en España. Este decir barroquista, en la España del siglo diecisiete, es interpretado "como una época en la que el alma hispánica incurre en una exageración de sus propios contrastes", alcanzando a plenitud las modalidades deformativas y desequilibradas que caracterizan esta estética culta-conceptista. Para Vicente Tusón, Antología de la Poesía Barroca, el decir barroco español se fundamenta en "un frenesí por radicalizar las ideas y exprimir las posibilidades del lenguaje". Esto deriva, como bien propone Tusón, en la "profundidad conceptual o la intensidad emotiva" de esta nueva forma del crear, que van a definir dentro de lo barroco dos vertientes estéticas bien delineadas y delimitadas en la unidad del espíritu barroquista .
Para la mayoría de los tratadistas, el proceso creativo de la oscuridad y lo artificioso en el decir, lo cual se nomina Barroco, en España, tiene como introductor a Don Fernando de Herrera en el último tramo del siglo dieciséis "cuajando un lenguaje poético de artificios cultos conceptuales y elementos decorativos que alcanza su punto culminante en las primeras décadas del diecisiete, con el inhóspito genio gongorino.
Es a partir de este punto que se puede ya aludir y definir el pulso tendencial del hacer literario de lo barroco: Culteranismo o Cultismo y Conceptismo. La tendencia barroca gongorina bautizada -según Riquer y Valverde- por Ximénez Patón, con el nombre de "Culteranismo", es una tendencia que "aspira a crear un mundo de belleza absoluta, atendiendo sobre todo a los valores sensoriales", conceptualización que se halla en la Historia de la Literatura de José García López. Así mismo Martha Fernández de Yácubsohn entiende que la escuela culterana o estética cultista "pone la dificultad de comprensión en la formal". Esta expresión de Yácubsohn se evidencia en el uso reiterado de recursos expresivos que van desde la ardorosa metáfora, los neologismos geniales, las alusiones mitológicas hasta los contrastes hiperbólicos y la exaltación de los valores sensoriales, rasgos fácilmente visibles en las producciones culteranas. Es marcadamente evidente, pues, el empleo formal de un lenguaje culto amparado en una exuberante fronda ornamental que prioriza la forma por encima del asunto-fondo. Esta estética de Góngora busca en primacía la belleza expresiva, la riqueza sensorial y la brillante dificultad creando un léxico poético de lo culto oscuro en el retorcimiento sintáctico y metafórico audaz.
Este culteranismo gongorino se inaugura, fundamentalmente con la aparición y difusión en 1613 de los poemas el Polifemo y las Soledades, producciones de las más célebres de Góngora, "asistiéndose -según Vicente Tusón- a una significativa Guerra Literaria entre sus seguidores y detractores".
Don Luis de Góngora y Argote ( 1561-1627), nacido en la ciudad española de Córdoba, "con su temperamento adusto e ingenio mordaz" fue capaz de influenciar en innumerables escritores de su generación y más allá; aun cuando fue objeto de múltiples y viles embestidas, principalmente por su coetáneo Francisco Quevedo y López de Vega quienes en diversos poemas le califican de "poeta huero y pedante", profundizándose sus rivalidades literarias y personales.
La escuela fundada por el ingenioso Góngora en su decir poético (Culteranismo) prohijó muchos seguidores, dentro de los cuales son dignos de mención: Don Juan de Tesis y Peralta, primer Conde de Villamediana (1582-1622), cuyas obras principales son Fábula de Faetón, Fábula de Apolo y Dafne y De Venus y Adonis; El granadino Pedro Soto de Roja (1590-1655) y su obra Paraíso cerrado para muchos, Jardines abiertos para pocos; Juan de Jáuregui (1583-1641) quien fue enemigo de Góngora primero, observable en su Antídoto contra las Soledades, pero que luego se hace el más gongorino de todos los seguidores culteranos, visible en su poema Orfeo de 1624. Otros escritores que merecen mención, lo son: Gabriel Bocángel Unzueta, Salvador Jacinto Polo de Medina, Fray Hortensio Félix Paravicino y Sor Juana Inés de la Cruz.
Como nota atenuante a todo lo expresado acerca del genio del culteranismo, debe decirse, lo que en tono unísono subrayan los estudiosos de esta tendencia estética del barroco y su mentor y guía -Góngora- que este en su trayectoria de creación perfila, paralelas, dos etapas creativas: una de poesía clara sencilla y otra de poesía oscura difícil, las cuales según Dámaso Alonso - Citado en la Antología de la Poesía Barroca- se desarrollan en paralelo desde el principio hasta el final de su vida, pero que para algunos analista no desmedra su visión y concepción particular sobre la poesía.
El origen de la otra ladera barroquista, la estética conceptista, está al decir de Martín de Riquer y José María Valverde, en los conceptos espirituales de Alonso de Ledesma. De ahí que el quehacer literario de Quevedo fundado conceptista se explique en palabras de Vicente Tusón como "una tendencia que se preocupa esencialmente por el contenido y el fondo, buscando la sutileza, la profundidad o densidad" para sustentar una estructura de "juegos de palabras y de los dobles sentidos" que tanto gusta el creador conceptista. En ese sentido M. F. Yácubsohn afirma que "el conceptismo pone en primer plano las ideas que desea expresar en el texto". De igual manera, en consonancia con esta investigadora, José García López plantea que "las bases del conceptismo se hallan en las asociaciones ingeniosas de las ideas o palabras ("conceptos") interesándole en primera instancia sólo la sutileza del pensar. Indica, además García López, que "la estética barroca conceptista busca afanosamente, al igual que los cultistas, las expresiones más inesperadas y difíciles, pero prefiriendo el lenguaje habitual para retorcerlo artificiosamente creando palabreas nuevas con significados arbitrarios o violentando la sintaxis". Los conceptistas para estas violaciones arbitrarias sintácticas hacen uso, cuasi frenético, de las antítesis, las paradojas, los paralelismos, y los rebuscados chistes e ingeniosidades de toda especie.
Esta tendencia barroca sustentada por Quevedo crea y define, como es evidente, toda una estética del pensar, por el postulado de que todo conceptista primero debe ser un "pensador", es decir, un ente "operador de ideas".
Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645) nacido en la urbe madrileña asumió y defendió su estética del pensar con la cual se define como un flujo pesimista de ideas totalizante del mundo y de la vida producto de una "clara" visión y una "conciencia" del irremediable declive de la grandeza hispánica.
Este visionario del concepto y las ideas como sustancia poética se define en la búsqueda constante y permanente de "pensamientos penetrantes y brillantes" expresados en formas sorprendentes por medio de "combinaciones de palabras o de equívocos" que les permitieron crear, a partir de la "sutileza de su espíritu", ejemplares composiciones poéticas y de otros géneros. Entre esos arquetipos poéticos conceptuales de Quevedo tenemos El Buscón, Los Sueños y La hora de todos; así como también, La cuna y La Sepultura.
Otros grandes conceptista, podría decirse, fueron: Don Bartazar Gracián cuyas obras importantes fueron El Criticón y el Arte de la Prudencia; Don Pedro Calderón de la Barca con sus obras ( Soneto del Príncipe Constante,
Salas Barbadillo
En estas notas barroquistas, debemos señalar que el Barroco de España agrupó a sus escritores y poetas, principalmente entres grupos, de acuerdo a Vicente Tusón, a) Los Poetas Andaluces b) Los Poetas Aragoneses y c) Los Poetas Castellanos. Seguiremos este viaje intensivo por el mundo laberíntico de lo barroco presentando algunos segmentos muestrarios del quehacer estético de las figuras simeras Góngora y Quevedo, en cada una de sus vertientes poemáticas.
De Luis de Góngora
A) ROMANCES
1- Hermana marica, /mañana, que es fiesta, no irás tú a la amiga / ni yo iré a la escuela //... //Y si quiere madre / dar las castañetas / podrá tanto dello / bailar en la puerta // Y al son del adufe / cantará Andrehuel. / no me aprovecharon, / madre, las hierbas; /...
2- Amarrado al duro banco / de una Galera turquesca, / ambas manos en el
remo / y ambos ojos en la tierra, / un forzado de Dragut / en la playa de Marbella / se quejaba al ronco son / del remo y de la cadena: /...
B) POESIAS SATIRICAS Y BURLESCAS
3- ... ¡Cuan diversas sendas / se suelen seguir / en el repartir / honras y haciendas! / A unos da encomiendas, / a otros sambenitos. //...// A veces despoja / de choza y apero / al mayor cabrero; / y a quien se le antoja / la cabra más coja / pare dos cabritos. //... // Porque en una aldea / un pobre mancebo / hurtó solo un huevo, / al sol bambolea, / y otro se pasea / con cien mil delitos. / Cundo pitos, flautas; / cuando flautas, pitos.
C) POESIA AMOROSA
9- Mientras por competir con tu cabello /oro bruñido al sol relumbra en vano; / mientras con menosprecio en medio el llano / mira tu blanca frente el lilio bello; /
mientras a cada labio, por cogello, / siguen más ojos que al clavel temprano, /...
10- La dulce boca que a gustar convida / un humor entre perlas destilado, / y a no
envidiar aquel licor sagrado / que a Júpiter ministra el garzón de Ida, / amantes no toquéis, si queréis vida; / porque entre un labio y otro colorado / Amor está, de su veneno armado, / cual entre flor y flor sierpe escondida. /...
D) POESIA GRAVE -MORAL Y RELIGIOSA-.
16- ... / El heno, pues, que fue dino / a pesar de tantas nieves, / de ver en sus brazos leves / este rosicler divino, / para su lecho fue lino, / oro para su dosel / Caído se le ha un Clavel.
E) LOS GRANDES POEMAS : EL POLIFEMO Y LAS SOLEDADES
18- ( La morada de Polifemo ) Donde espumoso el mar de siciliano / el pie argenta de plata al Lilibeo / ( bóveda o de las fraguas de Vulcano, / o tumba de los huesos de Tifeo ), / pálidas señas cenizoso un llano / -cuando no del sacrílego deseo- / del duro oficio da. Allí una alta roca / mordaza es a una gruta, de su boca. //... // De este, pues, formidable de la tierra / bostezo, el melancólico vacío /
a Polifemo, horror de aquella sierra, / bárbara choza es, albergue umbrío / y redil espacioso donde encierra / cuanto las cumbres ásperas cabrío, / de los montes, esconde: copia bella / que un silbo junta y un peñasco sella.
19- ( La Soledad Primera ) Era del año la estación florida / en que el mentido robador de Europa / -media luna las armas de su frente, / y el Sol todos los rayos de su pelo-, / luciente honor del cielo, / en campos de zafiro pace estrellas; / cuando el que ministrar podía la copa / a Júpiter mejor que el garzón de Ida /...
CORO I Ven, Himeneo, ven donde te espera / con ojos y sin alas un Cupido, /
Cuyo cabello intonso dulcemente / niega el vello que el vulto ha colorido: /...
CORO II Ven, Himeneo, donde, entre arreboles / de honesto rosicler, previene el día / -aurora de sus ojos soberanos- / virgen tan bella, que hacer podría / tórrida la Noruega con dos soles, / y blanca la Etiopía con dos manos. /...
DE FRANCISCO DE QUEVEDO
A) POESIAS FILOSOFICAS, MORALES Y RELIGIOSAS
47- ...Ayer se fue; mañana no ha llegado; / hoy se está yendo sin parar un punto: /
soy un fue, y un será, y un es cansado / En el hoy y mañana y ayer, junto / pañales y mortajas, y he quedado / presentes sucesiones de difunto.
51- Un nuevo corazón, un hombre nuevo / ha menester, Señor, la ánima mía; / desnúdame de mí, que ser podría / que a tu piedad pagase lo que debo. //...//Tu hacienda soy; tu imagen, padre, he sido, / y, si no es tu interés en mí, no creo / que otra cosa defiende mi partido.
B) POESIAS AMOROSAS
59- Mandóme, ¡ay Fabio!, que la amase Flora, / y que no la quisiese; y mi cuidado, / obediente y confuso y mancillado, / sin desearla, su belleza adora.//... ...// amar es conocer virtud ardiente; querer es voluntad interesad, / grosera y descortés caducamente./...
65- No me aflige morir; no he rehusado / acabar de vivir, ni he pretendido / alargar esta muerte que ha nacido / a un tiempo con la vida y el cuidado. / Siento haber de dejar deshabitado / cuerpo que amante espíritu ha ceñido; / desierto un corazón siempre encendido, / donde todo el Amor reinó hospedado. /...
C) POESÍA SATIRICA Y BURLESCA
67- Érase un hombre a una nariz pegado, / érase una nariz superlativa, / érase una alquitara medio viva, / érase un peje espada mal barbado; //...// Érse el espolón de una galera, / érase una pirámide de Egipto, / los doce tribus de narices era; //... // Érse un naricísimo infinito, / frisón archinariz, caratulera, / sabañón garrafal, morado y frito.
D) LETRILLA SATIRICA
73- Poderoso caballero / es don Dinero / Madre, yo al oro me humillo;/ él es mi amante y mi amado, / pues, de puro enamorado, / de continuo anda amarillo; / que pues, doblón o sencillo, / hace todo cuanto quiero, / poderoso caballero/ es don Dinero./...
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